Una de las mayores preocupaciones de aquellas parejas que están buscando un embarazo es cuándo acudir a un especialista en fertilidad si después de un tiempo intentándolo no lo consiguen. Es normal que, conforme van pasando los meses, algunas parejas empiecen a plantearse si puede haber algún problema que esté impidiendo la concepción y que se pregunten si deberían acudir a una clínica para averiguar qué ocurre, pero sobre todo para encontrar una solución.
¿Cuál es el mejor momento para acudir a un especialista en fertilidad?
Según diversas investigaciones, en cada ciclo menstrual, las parejas que no tienen problemas reproductivos y mantienen relaciones sexuales de manera regular sin protección tienen entre un 20% y un 30% de posibilidades de concebir. De hecho, el 85% de las parejas suele conseguir el embarazo en el primer año. Y del 15% restante, más de la mitad lo conseguirá a lo largo del segundo año. Esto quiere decir que más del 90% de las parejas consigue el embarazo en menos de dos años.
No obstante, los expertos recomiendan que si la mujer tiene más de 35 años o algún antecedente que haya podido influir en la capacidad reproductiva, como la endometriosis o las cirugías del aparato genital, si no se consigue concebir después de 6 meses manteniendo relaciones sin protección, se acuda a un especialista. Para mujeres de menos de 35 años o sin antecedentes, es recomendable esperar hasta que haya pasado un año.
Eso sí, acudir a un especialista en fertilidad no significa que la pareja tenga que necesitar un tratamiento de reproducción asistida. La finalidad del estudio puede ser la de transmitir tranquilidad a la pareja para continuar intentándolo, en caso de normalidad o de encontrar algún problema de esterilidad y, lo hubiera, buscar alternativas o ahorrar tiempo para conseguir el embarazo.
Motivos para acudir a un especialista en fertilidad
Las parejas heterosexuales que llevan más de un año intentando concebir sin éxito no son los únicos casos en los que se recomienda acudir a un especialista en fertilidad. Otro de los motivos por los que se debería pedir ayuda a profesionales es el caso de parejas de lesbianas y mujeres solteras, o con el objetivo de preservar la fertilidad e intentar ser madre en el futuro.
Parejas heterosexuales: mamá y papá
Si una pareja heterosexual lleva más de un año buscando el embarazo y no lo consigue, es recomendable acudir al especialista para destacar cualquier problema y, en caso de que sea necesario, iniciar el tratamiento adecuado. En el 40% de los casos el problema de fertilidad tiene que ver con el hombre, en otro 40% con la mujer y en un 20% con los dos.
Mujeres solteras
Las mujeres con deseo reproductivo tienen que acudir a un centro de reproducción asistida en el momento en el que quieran quedarse embarazadas para iniciar el tratamiento de inseminación artificial con semen de donante. Obviamente, no tienen por qué tener ningún problema de fertilidad, pero es recomendable hacerse ciertas pruebas para averiguar si hay cualquier problema.
Parejas de lesbianas: mamá y mamá
Del mismo modo que ocurre con las mujeres solteras, muchas parejas de lesbianas acuden a especialistas en fertilidad si cuentan con algún problema de función reproductiva. Como es lógico, el embarazo no puede lograrse de forma natural por la ausencia de pareja masculina, por lo que en estos casos puede recurrirse a dos tratamientos distintos:
- Inseminación artificial con semen de donante: en este caso, únicamente una de las mujeres de la pareja se somete al tratamiento.
- Método ROPA, en el que participan las dos mujeres: en este tratamiento, una de las mujeres aporta el óvulo y otra se queda embarazada, siendo el bebé nacido el fruto de la unión del óvulo de una de ellas con el semen de un donante. Una opción cada vez más habitual en España.
Preservar la fertilidad
En los últimos años, la edad para ser madre se ha ido retrasando, tanto por cuestiones personales como sociales o económicas. La cuestión es que, conforme la mujer se va haciendo más mayor, la cantidad y la calidad de los óvulos se reduce, por lo que muchas mujeres deciden preservar su fertilidad para poder cumplir su deseo de ser madres cuando ellas quieran y con todas las garantías. Pero también es una opción cada vez más habitual en pacientes con cáncer.